Aviso a navegantes

Si alguno de los lectores de este Libro deja que se le meta el gusanillo de la genealogía en el cuerpo, puede hacer dos cosas:

1ª) Levantarse temprano un dia, inclusive de madrugada, y de un trago beberse una copita de Anis Machaquito seco. De esta manera tan sencilla se habrá librado de la adicción a la genealogía, porque habrá matado al gusanillo.

2ª) No hacer nada, pero entonces el gusanillo le roerá toda la vida (hay vicios peores). En este segundo caso, y para que no tropiece donde yo tropecé, le aconsejo:

1. Ir de la mano de los eslabones. De hijo a padre, de padre a abuelo, de abuelo a bisabuelo, y así adelante.

2. Usar primero los Índices de cada Sacramento y conocido el Libro y el Folio se va al Libro correspondiente. Anotar sin excusa el nº de Libro y del Folio de cada acta de interés, lo cual facilita la tarea al propio genealogista en el presente y a sus colegas en el futuro.

3. Cuando los libros empiezan a estar ordenados alfabéticamente por los nombres de pila, es fundamental apuntar el nombre del padre que aparece en el bautismo del hijo y así poder seguir hacia arriba. En esta ocasión aparecerá también el nombre de la madre (y en ocasiones el de los abuelos).

4. Conociendo los nombres de los padres, es el momento de buscar la fecha de su boda, que tendría lugar en una horquilla de tiempo de unos 20 -50 años, salvo excepciones.

5. Entonces se puede volver al Índice de Bautismos para, a partir de la fecha de la boda y por la inicial del nombre de pila del padre, buscar cada hijo bautizado. Hay épocas y lugares en que la lista del Índice se clasificaba por el nombre de pila del hijo, lo cual dificulta tanto el trabajo que, con razón, no se extendió este modo de ordenar los bautismos.

6. Como las defunciones se ordenan por el nombre de pila del difunto, ya no resulta difícil porque se conocen los de toda la Familia.

7. Si el Índice de Bautismos aparece un mismo varón y la esposa es distinta, hay que irse al de Matrimonios para comprobar que es el mismo en otras nupcias.

8. A partir de los hermanos, se puede ascender como se ha dicho. Pero descender es lo mismo. Conociendo el nombre del padre se busca el de los hijos, usando siempre el nombre de la madre como control de que no es otro varón con el mismo nombre.

9. Los padrinos en bautizos o en bodas dan pistas sobre parientes próximos no conocidos.

10. Si un hermano (o hijo, como se le quiera considerar) no se le encuentra en los Libros parroquiales, puede que haya muerto antes de casarse o que se haya casado en otra Parroquia de esa o de otra localidad. Por eso es tan importante que los matrimonios que viven en grandes ciudades hagan constar en qué Parroquia se bautizó, casó o tuvo lugar el funeral su hijo, padre o hermano.

11. Último, y no poco importante. Si el párroco de la Parroquia donde vayas a investigar tiene inquina, ojeriza o rencor a un miembro de tu familia, o se entera que tú eres del Betis o del Real Madrid o de algún otro detalle personal, no le digas el apellido que estas investigando o no le informes sobre tus aficiones deportivas o no le des otros detalles personales. Si no tienes esta precaución, te hará la vida imposible, porque te hará mil judiadas, siempre dentro de la legalidad ¡faltaría más! Algunos buscan afianzar su personalizar poniendo toda clase de dificultades. Otros se portan con gran corrección, y dan toda clase de facilidades.

12. Último de verdad, se trata de algo tan importante que es la repetición de algo ya dicho ¡lo primero de todo anotar el Libro y el Folio de los datos que estáis tomando!, así no se os olvidará. No anotes en folios sueltos. Usa un cuaderno tamaño folio. A ti mismo y a los que vengan detrás de ti, esto os ahorrará mucho tiempo y esfuerzo.

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